sábado, 14 de agosto de 2010

¿EXISTIÓ JESÚS? CONCLUSIÓN (Parte 16 de 16)


La creencia no puede producir hechos históricos, y afirmaciones que vienen de nada sino rumores no califican como un intento honesto por llegar a los hechos. Inclusive con recuentos de testigos presenciales debemos tener cuidado. Simplemente porque alguien hace una aseveración, no significa que ello represente la realidad.
Por ejemplo, considera muchas de las afirmaciones falsas que supuestamente vienen de muchos recuentos de testigos presenciales de extraterrestres y sus naves. No solo dicen ser testigos presenciales sino que presentan fotografías borrosas para comprobarlo! Si podemos cuestionar estos recuentos, ¿entonces por qué no habríamos de cuestionar aseveraciones que vienen de rumores y habladurías aún más? Además, considera que estas habladurías vienen de personas antiguas y desconocidas que ya no viven.
Desafortunadamente, la creencia y la fe sustituyen al conocimiento en las mentes de muchas personas, y nada, ni si quiera evidencia directa que contradice claramente sus aseveraciones, podrá cambiar su manera de pensar. Tenemos muchos cuentos, mitos y creencias de un Jesús pero si deseamos establecer los hechos de la historia, ni si quiera podemos empezar a construir un recuento válido sin al menos unas cuantas fuentes confiables de testigos presenciales.
Claro que un Jesús histórico pudo haber existido, tal vez basado ligeramente en un ser humano viviente aunque su historia real se haya perdido, pero esto no es nada más que especulación. Sin embargo lo que sí tenemos es una abundancia de evidencia que respalda la evolución mítica de Jesús. Virtualmente cada detalle en las historias de los evangelios ocurrió en historias paganas y/o Hebreas, mucho antes del inicio del Cristianismo. Simplemente no tenemos la más mínima evidencia para determinar la historicidad de un Jesús “el Cristo”. Sólo tenemos evidencia de la creencia en Jesús.
Así que si escuchas a alguien decir que tiene evidencia de un testigo presencial para un Jesús histórico, simplemente pregunta por la fecha de nacimiento del autor. Cualquier persona que nació después de que ocurrió un suceso no puede servir como testigo presencial, ni sus palabras por sí mismas sirven como evidencia para dicho suceso

Fuente: Dios es imaginario-www.diosesimaginario.com

Cita: " Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee."
           Miguel de Unamuno-Escritor y Filósofo Español (1864-1936)

Referencias Bibliográficas

¿EXISTIÓ JESÚS? CITAS DE ALGUNOS EXPERTOS (Parte 15 de 16)


Aunque los estudiosos defensores creen que un Jesús realmente vivió en la Tierra, las razones para esto son obvias considerando sus creencias Cristianas. Aunque algunos librepensadores seculares y ateos aceptan a un Jesús histórico (sin los milagros), ellos, como la mayoría de los Cristianos, simplemente aceptan la visión tradicional sin cuestionarla.
Con el paso del tiempo, más y más expertos han empezado a abrir el camino a una visión más honesta de la evidencia, o mejor dicho, la ausencia de evidencia. Así que para aquellos que quieran respaldarse con una opinión estudiada, les daré algunas citas de expertos Bíblicos, del pasado y del presente.
Nota: estas citas fueron traducidas del inglés al español, es posible que haya errores en particular con los nombres de los personajes. Si se identifica alguno, favor de hacérmelo saber para hacer la corrección correspondiente.
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descubrir al “Jesús
Cuando los mitologistas de la Iglesia establecieron su sistema, recopilaron todos los escritos que pudieron encontrar y los manipularon a su conveniencia. Es una cuestión de absoluta inseguridad para nosotros saber si escritos que hoy nos aparecen bajo el Antiguo y Nuevo Testamento están en el mismo estado en que esas personas dijeron que los encontraron, o saber si les agregaron, alteraron, resumieron o exageraron.
- Thomas Paine (The Age Of Reason)
El mundo se ha dedicado ya mucho tiempo a escribir vidas de Jesús… La biblioteca de dichos libros ha crecido desde entonces. Pero cuando nos dedicamos a examinarlos, un impactante hecho nos confronta: todos estos libros son sobre un personaje del cual no existe ni la más mínima información contemporánea — ni una! Por tradición aceptada él nació en el reino de Augusto, la gran edad literaria de la nación de la cual él fue un sujeto. En la edad Augustiana los historiadores florecieron; poetas, oradores, críticos y viajeros había por doquier. Sin embargo, ni uno solo de ellos menciona el nombre de Jesús Cristo, mucho menos un incidente en su vida.
- Moncure D. Conway (1832-1907) (Modern Thought)
Ya sea que se le considere el Dios hecho humano, o como hombre hecho divino, este personaje nunca existió como persona.
- Gerald Massey, Egiptólogo y estudioso histórico (Herald Massey’s Lectures: Gnostic and Historic Christianity, 1900)
Muchas personas — antes y ahora — han asumido que estas cartas (de Pablo) son genuinas, y cinco de ellas fueron de hecho incorporadas al Nuevo Testamento como “cartas de Pablo”. Inclusive hoy, los expertos disputan cuales son auténticas y cuáles no. La mayoría de los expertos sin embargo, están de acuerdo en que Pablo escribió solo ocho de las trece cartas “Paulinas” ahora incluídas en el Nuevo Testamento. Colección: Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses y Filemón. Virtualmente todos los expertos están de acuerdo que Pablo mismo no escribió 1 o 2 Timoteo o Tito — cartas escritas en un estilo diferente al de Pablo y reflexionando situaciones y puntos de vista en un estilo diferente al de las propias cartas de Pablo. Sobre la autoría de Efesios, Colosenses y 2 Tesalonicenses, el debate continúa; pero la mayoría de los expertos incluyen también estas, entre las cartas “deutero-Paulinas”.
- Elaine Pagels, Profesora de Religión en la Universidad de Princeton (Adán, Eva y la Serpiente)
Sabemos virtualmente nada sobre las personas que escribieron los evangelios que llamamos Mateo, Marcos, Lucas, y Juan.
- Elaine Pagels, Profesora de Religión en la Universidad de Princeton (Los Evangelios Gnósticos)
Algunos esperaban penetrar varios recuentos y histórico” … y esa búsqueda de material “auténtico” en los evangelios fue virtualmente imposible ante la ausencia de evidencia independiente.
- Elaine Pagels, Profesora de Religión en la Universidad de Princeton
Podemos recrear dimensiones del mundo en las que él vivió, pero fuera de las escrituras Cristianas, no podemos localizarlo históricamente dentro de ese mundo.
- Gerald A. Larue (The Book Your Church Doesn’t Want You To Read)
Los evangelios son tan anónimos que sus títulos, que fueron suposiciones del segundo siglo, están todos los cuatro equivocados.
- Randel McCraw Helms (Who Wrote The Gospels?)
Marcos claramente no conoció a ningún testigo presencial de Jesús.
- Randel McCraw Helms (Who Wrote The Gospels?)
Los cuatro evangelios son textos anónimos. Las familiares atribuciones de los Evangelios a Mateo, Marcos, Lucas y Juan viene de mediados del segundo siglo y después, y no tenemos ninguna buena razón histórica para aceptar estas atribuciones.
- Steve Mason, Profesor de Clásicos, Historia y Estudios Religiosos en la Universidad de York en Toronto (Bible Review, Feb. 2000, p. 36)
Se debe cuestionar el hecho de si tenemos las palabras de Jesús en cualquier Evangelio.
- Bishop John Shelby Spong
Muchos arqueólogos Bíblicos modernos ahora creen que la aldea de Nazaret no existió en la época del nacimiento y temprana vida de Jesús. Simplemente no hay evidencia para ello.
- Alan Albert Snow (The Book Your Church Doesn’t Want You To Read)
Pero inclusive si se pudiera probar que el Evangelio de Juan fue el primero de los cuatro en escribirse, aun habría considerable confusión respecto a quién era “Juan”. Para los diferentes estilos de texto del Nuevo Testamento que se le adjudican a Juan – El Evangelio, las cartas, el Libro de Revelaciones – cada uno es tan diferente en su estilo que es extremadamente improbable que hayan sido escritos por una persona.
- John Romer, Arqueólogo y estudioso Bíblico (Testament)
No fue hasta el tercer siglo que la cruz de la crucificción de Jesús se convirtió en un símbolo común para la fe Cristiana.
- John Romer, Arqueólogo y estudioso Bíblico (Testament)
Lo que uno cree y lo que uno puede demostrar históricamente suelen ser dos cosas muy distintas.
- Robert J. Miller, estudioso Bíblico (Bible Review, Diciembre 1993, Vol. IX, Número 6, p. 9)
Cuando se trata de la cuestión histórica de los Evangelios, yo adopto una posición mediática — esto es, estos son registros religiosos, cercanos a las fuentes, pero no están a la altura de los requisitos de historiografía moderna o estándares profesionales.
- David Noel Freedman, estudioso Bíblico y editor general de la serie Anchor Bible (Bible Review, Diciembre 1993, Vol. IX, Número 6, p. 34)
Se dice que el último recurso del defensor de la Biblia es caer en la alegoría. Después de todo, cuando se le confronta con infinidad de problemas bíblicos, la alegoría permite que uno interprete lo que sea de la manera en que uno quiera.
- Gene Kasmar, Minnesota Atheists
Pablo no escribió las cartas a Timoteo, a Tito o varias otras publicadas bajo su nombre; y es improbable que los apóstoles Mateo, Santiago, Judas Tadeo, Pedro y Juan tuvieron algo que ver con los libros canónicos que se les adjudican a ellos.
- Michael D. Coogan, Profesor de estudios religiosos en Stonehill College (Bible Review, Junio 1994)
Una generación después de la muerte de Jesús, cuando se escribieron los Evangelios, los Romanos habían destruído el Templo de Jerusalén (en el 70 E.C.); los centros de Cristianismo más influenciales eran ciudades en el Mediterráneo como Alejandría, Antioquía, Corintio, Damasco, Efesio y Roma. Aunque grandes números de Judíos también eran seguidores de Jesús, los no-Judíos predominaban en la temprana Iglesia. Ellos controlaron el cómo se escribieron los Evangelios después del 70 E.C.
- Bruce Chilton, Professor de Religión en Bard College (Bible Review, Diciembre 1994, p. 37)
James Dunn dice que el Sermón en el Monte, mencionado sólo por Mateo, “no es un hecho histórico”. ¿Qué tan históricos pueden ser los Evangelios? … ¿Cómo podemos realmente saber si cualquier evento escrito en los Evangelios es histórico?
- Daniel P. Sullivan (Bible Review, Junio 1996, Vol. XII, Número 3, p. 5)
David Friedrich Strauss (The Life Of Jesus, 1836), argumentaba que los Evangelios no se podían leer como recuentos históricos de lo que Jesús hizo y dijo; en lugar de eso, los evangelistas y redactores posteriores y comentadores, influenciados por sus creencias religiosas, habían hecho uso de mitos y leyendas, que habían convertido las narrativas de los evangelios y recuentos tradicionales de la vida de Jesús, en fuentes desconfiables de información histórica.
- Bible Review, Octubre 1996, Vol. XII, Número 5, p.39
Los autores de los evangelios fueron Judíos escribiendo dentro de la tradiciónmidrashica y su intención fue que leyeran esas historias como narrativas interpretativas, no como recuentos históricos.
- Bishop Shelby Spong, Liberating the Gospels
Otros expertos han concluído que la Biblia es puramente un producto de intenciones humanas, que la identidad de los autores está por siempre perdida y que su trabajo ha sido mayormente destruído por siglos de traducciones y ediciones.
- Jeffery L. Sheler, “Who Wrote The Bible” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
Aun hoy, hay expertos Bíblicos – desde escépticos liberales a los evangelistas conservadores – que creen que Mateo, Marcos, Lucas y Juan realmente escribieron los Evangelios. En ninguna parte de los textos se identifican a sí mismos los escritores por nombre ni proclaman de manera no ambigua haber conocido o viajado con Jesús.
- Jeffery L. Sheler, “The Four Gospels” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
Una vez escritos, muchos expertos creen que los Evangelios fueron redactados, o editados, repetidamente al ser copiados y al circular entre iglesias antiguas durante el primer y segundo siglo.
- Jeffery L. Sheler, “The Four Gospels” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
La tradición que le atribuye el cuarto Evangelio al Apóstol Juan, el hijo de Zebedee, fue descrita por primera vez por Iraneo en el 180 E.C. Es una tradición basada mayormente en lo que algunos ven como la referencia del escritor a sí mismo como “su amado discípulo” y “el discípulo a quién amó Jesús”. Las objeciones actuales a la autoría de Juan están basadas en análisis textuales que sugieren fuertemente que el cuarto Evangelio fue obra de varias manos, probablemente seguidores de un viejo maestro en Asia Menor llamado Juan quien decía haber sido de joven un discípulo de Jesús.
- Jeffery L. Sheler, “The Four Gospels” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
Algunos expertos dicen que ocurrieron tantas reescrituras en los 100 años después de la muerte de Jesús que nadie puede estar absolutamente seguro de la certeza o autenticidad de los Evangelios, especialmente las palabras atribuídas a Jesús mismo.
- Jeffery L. Sheler, “The Catholic Papers” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
La Epístola de Santiago es un libro práctico, ligero en teología y lleno de consejos en comportamiento ético. Aun así, su lugar en la Biblia ha sido disputado repetidamente a través de los años. Generalmente se cree que fue escrito a finales del primer siglo por Judíos Cristianos … pero los expertos son incapaces de identificar concluyentemente a su autor.
Cinco hombres llamados Santiago aparecen en el Nuevo Testamento: el hermano de Jesús, el hijo de Zebedías, el hijo de Alfaeus, “Santiago el jóven” y el padre del apóstol Judas Tadeo.
Poco se sabe de los últimos tres, y ya que el hijo de Zebedee fue martirizado en el 44 E.C., la tradición se ha inclinado hacia el hermano de Jesús. Sin embargo, el escritor nunca dice ser hermano de Jesús. Y los expertos ven que el lenguaje es demasiado erudito para un simple Palestino. Esta carta también está disputada en cuanto a cuestiones teológicas. Martín Lutero la llamó “una epístola de paja” que no pertenecía en la Biblia porque parecía contradecir las enseñanzas de Pablo que la salvación viene de la fe como un “regalo de Dios” — no por buenas obras.
- Jeffery L. Sheler, “The Catholic Papers” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
Los orígenes de las tres cartas de Juan también están lejos de ser certeros.
- Jeffery L. Sheler, “The Catholic Papers” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
La tradición Cristiana ha mantenido que el Apóstol Pedro escribió la primera (carta), probablemente en Roma poco antes de su martirización alrededor del 65 E.C. Sin embargo algunos expertos modernos citan el lenguaje cultivado de la epístola y sus referencias a persecuciones que no ocurrieron hasta el reino de Domiciano (81-96 E.C.) como evidencia de que en realidad fue escrita por los discípulos de Pedro algún tiempo después.
El segundo Pedro ha sufrido aún más críticas. Muchos expertos lo consideran el último de todos los libros del Nuevo Testamento, escrito alrededor del 125 E.C. La carta nunca fue mencionada en escritos del segundo siglo y fue excluída de algunos cánones eclesiásticos hasta el quinto siglo. “Esta carta no pudo haber sido escrita por Pedro”, escribió Werner Kummel, un experto de la Universidad de Heidelberg, en su aclamada Introducción Al Nuevo Testamento.
- Jeffery L. Sheler, “The Catholic Papers” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
La carta de Judas Tadeo también está considerada como muy tardía para haber sido escrita por el supuesto autor — “el hermano Santiago” y, por lo tanto, de Jesús. La carta se considera escrita a principios del segundo siglo.
- Jeffery L. Sheler, “The Catholic Papers” (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990)
Según la declaración del Concilio del Segundo Vaticano, un recuento fidedigno de las acciones y palabras de Jesús se puede encontrar en los Evangelios; pero es imposible reconciliar esto con la existencia en los textos de contradicciones, improbabilidades, cosas que son materialmente imposibles o declaraciones contrarias a la realidad firmemente establecida.
- Maurice Bucaille (The Bible, the Quran, and Science)
Lo que está claro es que realmente no sabemos con certeza quien escribió los Evangelios.
- Jerome Neyrey, de la Escuela Occidental de Teología, Cambridge, Massachussets en “The Four Gospels”, (U.S. News & World Report, Diciembre 10, 1990).
La mayoría de los expertos han llegado a admitir, que los escritos Bíblicos no fueron hechos por los Apóstoles, sino por sus seguidores anónimos (o los seguidores de sus seguidores). Cada uno presentó una visión distinta de la vida de Jesús. El más antiguo parece haber sido escrito algunos 40 años después de su Crucificción.
- David Van Biema, “The Gospel Truth?” (Time, Abril 8, 1996)
Tan poco confiables eran los recuentos Evangélicos que “hoy podemos saber casi nada sobre la vida y personalidad de Jesús”.
- Rudolf Bultmann, Universidad de Marburg, experto Protestante desde 1926
Los Evangelios Sinópticos emplean técnicas que hoy asociamos con ficción.
- Paul Q. Beeching, Universidad Central del Estado de Connecticut (Bible Review, Junio 1997, Vol. XIII, Número 3, p. 43)
Josefus dice que él mismo presenció a un cierto Eleazar expulsando demonios por método del exorcismo que le había sido dado a Salomón por Dios mismo — mientras Vespasiano observaba! En la misma obra, Josefus luego cuenta la historia de un creador de lluvia, Onias (14.2.1).
- Paul Q. Beeching, Universidad Central del Estado de Connecticut (Bible Review, Junio 1997, Vol. XIII, Número 3, p. 43)
Para que el evangelio de Marcos funcione, tienes que creer que Isaías 40:3 (citado, en forma un poco distorsionada, en Marcos 1:2-3) correctamente predijo que un extraño llamado Juan saldría del desierto para preparar el camino para Jesús. Luego será una sorpresa ver en el primer capítulo de Lucas que Juan es un familiar cercano, bien conocido a la familia de Jesús.
- Paul Q. Beeching, Universidad Central del Estado de Connecticut (Bible Review, Junio 1997, Vol. XIII, Número 3, p. 43)
Las convenciones narrativas y visión del mundo del evangelio prohíben que los podamos usar como registro histórico de ese año.
- Paul Q. Beeching, Universidad Central del Estado de Connecticut (Bible Review, Junio 1997, Vol. XIII, Número 3, p. 54)
Jesús es una figura mitológica de la tradición de la mitología pagana y casi nada en toda la literatura antigua hace que uno crea lo contrario. Cualquiera que quiera creer que Jesús vivió y caminó como un ser humano vivo real debe hacerlo a pesar de la evidencia, no gracias a ella.
- C. Dennis McKinsey, crítico Bíblico (The Encyclopedia of Biblical Errancy)
Los evangelios son tipos muy peculiares de literatura. No son biografías.
- Paula Fedriksen, Profesora e historiadora del antiguo Cristianismo, Universidad de Boston (en el documental de la PBS, From Jesus Christ, transmitido en 1998)
Los evangelios no son recuentos de testigos presenciales.
- Allen D. Callahan, Profesor Asociado del Nuevo Testamento, Harvard Divinity School
No podemos sino concluír que, en el pasado de Pablo, no hubo un Jesús histórico, sino que las actividades del Hijo descritas en el evangelio de Dios en la escritura, fueron interpretadas por Pablo, como algo que había sucedido en el plano de lo espiritual y que solo podía ser accesible mediante la revelación.
- Earl Doherty, “The Jesus Puzzle”, p. 83
Antes de que los Evangelios fuesen adoptados como historia, no existe ningún registro de que jamás haya estado él en la ciudad de Jerusalén — o en ninguna otra parte de la Tierra.
- Earl Doherty, “The Jesus Puzzle”, p. 83
Aun si hubiese un Jesús histórico detrás de los Evangelios, jamás podrá ser recuperado. Si alguna vez hubo un Jesús histórico, ya no lo hay. Todos los intentos por recuperarlo resultan ser remitologizaciones de Jesús. Cada “Jesús histórico” es un Cristo de fe, de la fe de alguien. Asi que el “Jesús histórico” de los estudios modernos no es nada menos que ficción.
- Robert M. Price, “Jesus, Fact or Fiction, A Dialogue With Dr. Robert Price and Rev. John Rankin”, Declaración de Apertura
Es importante reconocer lo obvio: La historia evangélica misma de Jesús es aparentemente mítica de inicio a fin.
Robert M. Price, Profesor de crítica bíblica en el Center For Inquiry Institute (Deconstructing Jesus, p. 260)
Fuente: Dios es Imaginario-www.diosesimaginario.com 

¿EXISTIÓ JESÚS? ¿ENTONCES, POR QUÉ EL MITO DE JESÚS? (Parte 14 de 16)


Algunas personas realmente creen que sólo porque tantas palabras y tinta se han empleado para diseminar la palabra de un personaje llamado Jesús a través de la historia, que esto debe querer decir que él realmente vivió. Este argumento no es válido. El número de personas que creen o escriben sobre algo o los títulos profesionales que tienen no dicen nada en absoluto sobre los hechos. Los hechos se derivan de la evidencia, no de las habladurías, no de deseos y ciertamente no de fieles creyentes. Independientemente de la posición o admiración que mantenga un estudioso, creyente o sacerdote, si él o ella no puede respalda su hipótesis con buena evidencia, entonces sólo puede quedarse como hipótesis.
Mientras existe la posibilidad de que un Jesús vivió, una posibilidad más probable es que una mitología se pudo haber generado de mitologías más antiguas. Aunque no tenemos evidencia para un Jesús histórico, ciertamente tenemos muchos recuentos de las mitologías del Medio Oriente y Egipto durante el primero silgo y antes. Muchas de estas historias son muy similares a la historia de Cristo el salvador.
Justo antes y durante el primer siglo, los Judíos habían profetizado sobre la llegada de un Mesías basándose en las escrituras Judías. Sus creencias influenciaban a muchos de sus seguidores. Sabemos que creencias poderosas pueden crear profesías auto-complacientes, y segurante esto se probó verdad en tiempos antiguos. Sirvió como un sueño popular expresado en Escrituras Hebreas para la promesa del “fin de los tiempos” con un salvador que los llevaría a la tierra prometida. De hecho, los registros Romanos muestran las ejecuciones de varias personas proclamadas “Mesías” (pero ni uno solo muestra un registro de un Jesús). Muchas de las personas en la antiguedad, creían que vendría una guerra final contra los “Hijos de la Oscuridad” — los Romanos.
Esto bien pudo haber servido como el inicio del futuro crecimiento del Cristianismo. Sabemos que los antiguos Cristianos vivían dentro de comunidades paganas. Las creencias de las escrituras Judías unidas a los mitos paganos de la época dan suficiente información sobre como dicha religión se pudo haber formado. Muchos de los mitos Helenísticos y paganos se asemejan tanto al supuesto Jesús que ignorar esas similitudes significa ignorar las creencias mitológicas de la historia. Decenas de historias de salvadores similares se han propagado por las mentes de humanos mucho antes de la supuesta vida de Jesús. Virtualmente nada sobre Jesús “el Cristo” llegó a los Cristianos como original o nuevo.
Por ejemplo, la religión de Zoroaster, fundada alrededor del 628-551 A.E.C. en la antigua Persia, unía a la humanidad en la necesidad de odiar a un diablo, la creencia en un paraíso, el juicio final y la resurección de los muertos. El Mitraísmo, una derivación del Zoroastrianismo probablemente influenció al Cristianismo inicial. Los Sabios que se describen en el Nuevo Testamento aparecen como sacerdotes Zoroastrianos. Nótese la que la palabra “paraíso” viene del Persa pairidaeza.
El dios mítico egipcio Horus, dios de la luz y la bondad tiene muchos paralelos con Jesús (Leedom, Massey). Algunos ejemplos:
  • Horus y el Padre son uno mismo.
  • Horus el Padre se manifiesta en el hijo.
  • Horus, luz del mundo, representado un por ojo simbólico, la señal de la salvación.
  • Horus dictó el camino, la verdad y la vida en nombre y en persona.
  • Horus fue bautizado con agua por Anup (Jesús fue bautizado con agua por Juan).
  • Horus, se le conoció como el Buen Pastor.
  • Horus, representado como el Cordero.
  • Horus, representado como León.
  • Horus, se le identificaba con la Cruz de Tat (Jesús con la Cruz).
  • La trinidad: Atum el Padre, Horus el hijo, Ra el Espíritu Santo.
  • Horus el vengador (Jesús quien traía la espada).
  • Horus el afligido.
  • Horus representaba la vida eterna.
  • Horus tenía 12 seguidores (Jesús tenía 12 discípulos).
Según Massey, “El Mesías mítico es Horus en la mitología Osiriana; Har-Khuti en el Sut-Tifoniano; Khunsu en el de Amen-Ra; lu en el culto de Atum-Ra; y el Cristo en los Evangelios es una amalgama de todos estos personajes”.
Osiris, Hércules, Mitra, Hermes, Prometeo, Persus y otros se comparan al mito Cristiano. Segun Patrick Campbell de El Jesús Mítico, todos estos sirvieron como dioses del sol pre-Cristianos, sin embargo todos tenían supuestos dioses como padres, todos tenían vírgenes como madres; su nacimiento fue anunciado por estrellas; todos nacieron durante el solsticio de invierno alrededor del 25 de Diciembre; tuvieron tiranos que quisieron matarlos en su infancia; tuvieron muertes violentas; todos se levantaron de entre los muertos; y casi todos fueron adorados por “hombres sabios” y habían supuestamente ayunado por cuarenta días (McKinsey, Capítulo 5).
El culto pre-Cristiano de Mitra tenía una deidad de luz y verdad, hijo del Altísimo, luchaba contra el mal, presentó la idea del Logos. Los misterios del Mitraísmo pagano incluían el entierro en una tumba de piedra, la resurección, sacramentos de agua y pan (eucaristía), la marca en la frente, el símbolo de la Piedra, los Siete Espíritus y site estrellas, todo esto antes del inicio del Cristianismo.
Inclusive Justino Mártir reconoció las analogías entre el Cristianismo y el Paganismo. A los Paganos, él escribió: “Cuando decimos que la Palabra, nacida de Dios, fue producida sin unión sexual, y que él, Jesucristo, nuestro maestro, fue crucificado en la cruz y murió, y resucitó, y ascendió al cielo; no decimos nada distinto de lo que ustedes creen respecto a esos quienes ustedes consideran hijos de Júpiter (Zeus) (Primera Disculpa, ch. xxi).
Virtualmente todos los recuentos míticos del salvador Jesús tienen paralelos a mitologías paganas anteriores que existieron mucho antes que el Cristianismo y que las escrituras Judías que hoy llamamos el Antiguo Testamento. Los recuentos de estos mitos no dicen nada sobre la realidad histórica, pero sí dicen mucho sobre los creyentes, cómo creyeron, y cómo se esparcieron sus creencias.
En el libro El Acertijo de Jesús, el estudioso bíblico, Earl Doherty, presenta no solo un reto a la existencia de un Jesús histórico sino que también revela que los documentos Cristianos pre-evangélicos muestran que el concepto de Jesús nació de creencias espirituales no-históricas de un Cristo derivado de la escritura Judía y mitos Helenisados de dioses salvadores. En ninguna parte de las epístolas del Nuevo Testamento los escritores describen a un Jesús humano, incluyendo a Pablo. Ninguna de las epístolas mencionan a Jesús de Nazaret, un antiguo maestro, o como un milagroso humano. En ninguna parte encontramos que estos escritores citen a Jesús. En ningún lado encontramos descripciones de algun detalle de la vida de Jesús en la tierra o sus seguidores. Ni si quiera encontramos que los escritores de las epístolas usen la palabra “discípulos” (sin embargo usan el término “apóstol” pero la palabra simplemente quiere decir mensajero, como se vió Pablo a sí mismo). A excepción de dos interpolaciones bien conocidas, Jesús siempre es presentado como un ser espiritual que existió antes de todos los tiempos con Dios, y que el conocimiento de Cristo vino directamente de Dios o como una revelación de la palabra de las escrituras. Doherty escribe, “Los documentos Cristianos fuera de los Evangelios, inclusive a finales del primero siglo y después, no muestran ninguna evidencia de alguna tradición sobre una vida terrenal y ministerio de Jesús haya circulado”.
Más aún, la epístola a los Hebreos (8:4), deja explícitamente claro que el escritor de la epístola no creía en un Jesús histórico: “Si él (Jesús) hubiera estado sobre la tierra, él no sería un sacerdote”.
Estos antiguos documentos históricas no pueden probar nada sobre un Jesús real pero sí nos muestran una evolución de creencias derivadas de variados y diversos conceptos del Cristianismo, iniciando de una forma puramente espiritual de Cristo a una figura humana que representaba ese espíritu, a la representación de los Evangelios. Las historias del Nuevo Testamento aparecen como una mezcla ecléctica de hisotiras Judías, Helenisadas y paganas recopiladas por creyentes exagerados para ser atractivas a una audiencia en sus particulares épocas religiosas.

Fuente: Dios es Imaginario-www.diosesimaginario.com
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Bibliografía:

¿EXISTIÓ JESÚS? SI SE HACE CON JESÚS ¿POR QUÉ NO CON HÉRCULES? (Parte 13 de 16)


Si una persona acepta habladurías y recuentos de creyentes como evidencia histórica de Jesús, entonces ¿no deberían actuar consistentemente a otros recuentos basados igualmente en solo habladurías y creencias?
Por ejemplo, si examinamos la evidencia para Hércules de la mitología Griega, encontraremos paralelos a la “historicidad” de Jesús a un grado tan impresionante que para los defensores Cristianos el negar a Hércules como una persona histórica contradice la misma metodología que usan para un Jesús histórico.
Nótese que el mito Herculeano asimila a Jesús en muchas áreas. La mortal y casta Alcmena, la madre de Hércules, dio nacimiento a él mediante una unión con Dios (Zeus). Igual que como Herodes deseaba matar a Jeús, Hera deseaba matar a Hércules. Como Jesús, Hércules viajó por la tierra como un mortal ayudando a la humanidad y realizó varios milagros. Así como Jesús quien murió y ascendió al cielo, Hércules murió, y ascendió al Monte Olimpo donde se conviritó en un dios. Hercules da ejemplos de posiblemente el héroe más popular en la Antigua Grecia y Roma. Ellos creían que él realmente había vivido, contaban historias sobre él, lo adoraban, y construían templos en su nombre.
Igualmente la “evidencia” de Hércules se asemeja mucho a la de Jesús. Tenemos personas históricas como Hesiodo y Platón que mencionan a Hércules en sus escritos. Así como los evangelios narran la historia de Jesús, tenemos las historias épicas de Homero que narran la vida de Hércules. Esopo cuenta historias y cita las palabras de Hércules. Así como tenemos una breve mención de Jesús por Josefus en sus Antigüedades, Josefus también menciona a Hércules (más veces que a Jesús), en el mismo libro (ver: 1.15; 8.5.3; 10.11.1). Justo como Tácito menciona a Christus, él mismo también menciona a Hércules en muchas ocasiones en sus Annales. Y más importante, así como no tenemos artefactos, escritos o testigos presenciales sobre Hércules, tampoco tenemos sobre Jesús. Toda la información sobre Hércules y Jesús proviene de cuentos, creencias y habladurías. ¿Debemos entonces creer en un Hércules histórico, simplemente porque los historiadores antiguos lo mencionan y porque tenemos cuentos y creencias sobre él? Claro que no, y lo mismo debe aplicar para Jesús si buscamos mantener alguna consistencia en el estudio de la historia.
Algunos críticos dudan que un Jesús histórico se pudiera desarrollar de un mito porque ellos creen que no hay precedente para ello. Tenemos muchos ejemplos de historias reales que se convierten en mitos, ¿pero y de manera inversa? Esta duda fracasa a luz del ejemplo más obvio — las mitologías Griegas donde los escritores Griegos y Romanos incluyendo Diódoro, Cícero, Livy, etc. asumieron que debió haber existido una raíz histórica para figuras como Hércules, Odiseo, Minos, Dionisio, etc. Estos escritores pusieron a sus héroes míticos en una línea del tiempo inventada. Herodoto, por ejemplo, intentó determinar cuándo había vivido Hércules. Como lo revela Robert M. Price, “Ese intento se ganó el nombre de Euhemerismo, de Euhemero, quien lo originó” (Price, p. 250). Aun hoy en día, vemos muchos ejemplos de mitologías que se convierten en historia: los fanáticos de los OVNIs quienes soñaron una invasión corporal y luego la contaron como historia real (algunos de los cuales han iniciado cultos religiosos); creencias en leyendas urbanas que iniciaron como ficciones o fraudes; propaganda diseminada por políticos que proviene de ficción pero es creída por sus seguidores.
Las personas consideran a Hércules y a otros dioses Griegos como mito porque las personas ya no creen en los cuentos Griegos y Romanos. Cuando una civilización muere, también lo hacen sus dioses. El Cristianismo y sus autoridades, por otro lado, aun mantienen una influencia poderosa en los gobiernos, instituciones, y colegios. Cualquiera que haga investigación sobre Jesús, incluyendo los escépticos, les conviene aludir a la existencia de Jesús o estarían arriesgando sus patrocinios futuros y dañarían su reputación o temerían ser avergonzados ante sus amigos o colegas Cristianos. El Cristianismo depende de su capacidad de establecer a un Jesús histórico y lo defenderá, a toda costa, inclusive cuando sea sobre las fuentes menos confiables. Los fieles quieren creer en Jesús, y la creencia por sí misma puede crear barreras intelectuales que se propagan inclusive en el pensamiento ateo y secular.
Tenemos tantos profesores Cristianos, teólogos e historiadores “expertos” alrededor del mundo que nos dicen que debemos aceptar a un Jesús histórico que si se repite lo suficiente, tiende a convencer hasta a los escépticos más duros. El establecimiento de la historia nunca debería residir exclusivamente en las palabras de los “expertos” o simplemente porque un estudioso tiene una reputación como historiador. La revisión histórica aun no alcanza la confiabilidad de la investigación científica (y de hecho, la ignora muchas veces). Si un estudioso hace una aseveración histórica, su afirmación debería depender primordialmente de la evidencia misma y no solo porque él o ella lo dice. Los hechos no requieren creencia. Las creencias pueden vivir cómodamente sin evidencia en absoluto, sin embargo, los hechosdependen de la evidencia.

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Bibliografía:

¿EXISTIÓ JESÚS? COMPARANDO A JESÚS CON OTRAS FIGURAS HISTÓRICAS (Parte 12 de 16)


Muchos defensores Cristianos intenan alejarse de su falta de evidencia diciendo que si no podemos confiar en la interpretación de las crónicas de Jesús, entonces no podemos establecer un fundamento histórico para otras figuras como Alejandro Magno, Augusto César, Napoleón, etc. Sin embargo, existe una amplia diferencia entre figuras históricas y Jesús. Hay artefactos, escritos o recuentos de testigos presenciales para las personas históricas, cuando para Jesús no tenemos nada.
Alejandro, por ejemplo, dejó una serie de ciudades destruidas y creadas. Tenemos edificios, bibliotecas y ciudades, como Alejandría, dejadas en su nombre. Tenemos tratados, e inclusive una carta de Alejandro a la gente de Chios, grabada en piedra, fechada del 332 A.E.C. Para Augusto César, tenemos el Res gestae divi augusti, el recuento del mismo emperador de sus obras y trabajos, una carta a su hijo (Epistula ad Gaium filium), los recuentos presenciales de Virgilio, y mucho más.
Napoleón dejó una serie de artefactos, recuentos de testigos presenciales y cartas. Podemos establecer cierta historicidad a estas personas porque tenemos evidencia de que ocurrió durante sus vidas. Sin embargo inclusive con evidencia contemporánea, los historiadores se han vuelto dudosos de historias despues-de-los-hechos de muchas de estas personas históricas.
Por ejemplo, algunas de las historias de las conquistas de Alejandro, o la historia de Nero iniciando el fuego en Roma siempre son cuestionadas o se duda de ellas porque contienen inconsistencias o vienen de autores que las escribieron años después de los supuestos hechos. Al calificar la historia de Alejandro, Pierre Briant escribe, “Aunque más de veinte de sus contemporáneos escribieron crónicas de la vida de Alejandro y sus campañas, ninguno de estos textos sobrevive en su forma original. Muchas cartas y discursos atribuídos a Alejandro son falsificaciones antiguas o reconstruccioens inspiradas por la imaginación o por motivaciones políticas. La poca documentación sólida que tenemos del tiempo de Alejandro se encuentra principalmente en inscripciones en piedra de las ciudades Griegas de Europa y Asia” (Briant).
El inventar historias de la nada o exageradas de una semilla de un evento histórico real aparece como algo común dentro de las crónicas del pensamiento humano. Robert Price observa que, “Alejandro Magno, César Augusto, Cirio, el Rey Arturo, y otros han estado al borde de sufrir de este destino. Lo que hace que los historiadores no los descarten como mitos, como Paul Bunyan, es que existen residuos. Sabemos al menos un poco de información mundana sobre ellos, tal vez más que un poco, que no forma parte de ningún ciclo de leyendas” (Price, pp.260-261).
Interesantemente, casi todas las personas históricamente importantes tienen descripciones de cómo era su apariencia física. Tenemos la imágen de César Augusto en monedas dinares, tenemos bustos de los aristócratas Griegos y Romanos, tenemos obras de arte de Napoleón, etc. Tenemos descripciones de detalles faciales, altura, peso, color y largo del cabello, edad e inclusive retratos de las más importantes figuras históricas.
Pero para Jesús, tenemos nada. En ninguna parte de la biblia tenemos una descripción de la forma humana de Jesús. ¿Cómo podemos confiar en los Evangelios como la palabra de Jesús cuando nadie si quiera describe cómo se veía? Qué extraño que ninguno de los personajes de los discípulos registrara como era físicamente, sin embargo los creyentes les atribuyen el saber qué fue exactamente lo que dijo. Efectivamente, esto nos da una pista de que Jesús vino a los escritores de los evangelios de manera indirecta y a través de mitos. No fue sino hasta cientos de años después de la supuesta vida de Jesús que aparecieron imágenes de cómo él se vía según los cultos Cristianos, y estos variaban desde el rubio bien rasurado y de pelo rizado y joven con rasgos Romanos, hasta un italiano de barba larga siendo la imágen más conocida hoy. Esto mimetiza el patrón de las figuras mitológicas Griegas en el cómo sus creyentes construían varias imágenes de cómo se veían sus dioses segun su propia imagen cultural.
Las personas históricas nos dejan con evidencia contemporánea, pero para Jesús tenemos absolutamente nada. Si quisieramos presentar una comparación justa del tipo de información que tenemos sobre Jesús y otro ejemplo de igual valor histórico, no podríamos hacer una mejor comparación que comparar a Jesús con una figura mítica como Hércules.

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Bibliografía:

¿EXISTIÓ JESÚS? CITADO GEOGRAFÍA Y PERSONAJES HISTÓRICOS COMO "EVIDENCIA" (Parte 11 de 16)


Aunque el Nuevo Testamento menciona varias ciudades, sitios geológicos, reyes y personas que existieron o vivieron durante la supuesta vida de Jesús, estas descripciones no pueden servir como evidencia para la existencia de Jesús más que cualquier otra obra de ficción que incluye ubicaciones reconocibles, y hace mención de personas reales.
La Odisea de Homero, por ejemplo, describe los viajes de Odiseo a través de las islas Griegas. Esta épica describe, en detalle, muchas locaciones que existieron en la historia. ¿Pero deberíamos tomar a Odiseo, los dioses Griegos, los gigantes de un ojo y los monstruos como hechos literales simplemente porque la historia describe lugares geográficos de manera correcta? Claro que no.
Las historias míticas, las ficciones y las narrativas casi siempre usan lugares familiares como centro de sus historias. Los autores de las tragedias Griegas no solo ponían sus historias en lugares creíbles como si sucediecen en el mundo real sino que sus personajes sobrenaturales tomaban los deseos, debilidades y fracasos de los seres humanos mortales. Considerése que ficciones como King Kong, Superman y Star Trek incluyen ciudades reconocibles, planetas y monumentos, y sus protagonistas y antagonistas muestran emociones humanas.
De la misma manera, los Evangelios mencionan ciudades y ubicaciones en Judea, y personas históricamente conocidas, con Jesús comportándose como un ser humano real (con la clara dimensión adicional de sus milagros sobrenaturales), pero esto no dice nada sobre la realidad de los personajes mostrados en estas historias. Sin embargo, cuando una historia usa ubicaciones históricamente imposibles, o errores geográficos, podemos definitivamente cuestionar la autoridad de sus aseveraciones.
Por ejemplo, en Mateo 4:8, el autor describe al diablo que se lleva a Jesús a una montaña extremadamente alta para mostrarle todos los reinos del mundo. Ya que no existe ningún punto en una tierra esférica para ver “todos los reinos”, sabemos que la Biblia está claramente equivocada aquí.
Juan 12:21 dice, “Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea…” Pero Betsaida reside en Gaulonitis (región Golana), al este del río Jordán, no en Galilea, que reside al oeste del río.
Juan 3:23 dice, “Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas…” Los críticos están de acuerdo que no existe tal lugar llamado Enón cerca de Salim.
No hay ni una sola fuente de evidencia que indique una ciudad llamada Nazaret en la epoca del supuesto Jesús (Leedom, Gauvin). Nazaretno aparece en el Antiguo Testamento, ni aparece en los volúmens de escritos de Josefus (y eso que él provee una detallada lista de las ciudades de Galilea). Extrañamente, ninguno de los escritos de epístolas del Nuevo Testamento jamás menciona a Nazaret o un Jesús de Nazaret a pesar de que las epístolas fueron escritas antes que los Evangelios.
De hecho, nadie menciona Nazaret hasta los Evangelios, el primero de los cuales existió hasta 40 años después de la hipotética muerte de Jesús. Los defensores intentan desacreditar esto diciendo qeu Nazaret existía como una aldea insignificante y fácilmente olvidada (¿cómo sabrían eso?), y por lo tanto nadie hizo un registro de ella. Sin embargo, cuando uno de los Evangelios habla de Nazaret, se refieren a ella como una ciudad, nunca una aldea, y un historiador de aquella época seguramente habría notado una ciudad.
Muchos más errores y ubicaciones geográficamente no respaldadas aparecen en el Nuevo Testamento. Y aunque uno no puede usar estas como evidencia contra un Jesús histórico, podemos ciertamente cuestionar la confiabilidad de los textos. Si las escrituras cometen tantos errores sobre geología, ciencia, y contienen tantas contradicciones, las falsedades pudieran ocurrir en cualquier área.
Si hay referencias a personajes históricos y ubicaciones, entonces también debería haber algun registro histórico de un Jesús con estos lugares y estas personas. Pero exactamente lo opuesto es el caso. La Biblia describe a Herodes, líder de la Palestina Judía bajo Roma, quien envía hombres a buscar y matar al niño Jesús, sin embargo nada en el estudio de la historia respalda este cuento. Poncio Pilato supuestamente hizo de juez en el juicio y la ejecución de Jesús, sin embargo ningún registro Romano menciona dicho juicio.
El evangelio describe a una multitud de creyentes a través de la tierras propagando historias de un maestro, profeta y sanador, sin embargo nadie en la época de la vida de Jesús o varias décadas después, jamas hace registro de dicha figura humana. La falta de un Jesús histórico en el registro histórico habla por sí misma.

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Bibliografía:

¿EXISTIÓ JESÚS? HISTORIADORES (Parte 10 de 16)


Muchos problemas ocurren con la confiabilidad de los recuentos de historiadores antiguos. La mayoría no proveía fuentes para sus afirmaciones, ya que rara vez incluían listados de bibliografía, o muestras de otras fuentes. No tenían acceso a las técnicas de estudio modernas, y muchas veces incluían habladurías como evidencia. Nadie hoy tomarían seriamente a un historiador que usara los estándares de los historiadores antiguos, sin embargo esto resulta ser la única fuente de donde proviene el Cristianismo. Además está el hecho de que muchos historiadores eran Cristianos ellos mismos, incluyendo muchas veces miembros de la Iglesia, y tienes un sesgo inherente a respaldar a un Jesús “real”.
En el estudio moderno, inclusive los mejores historiadores y defensores Cristianos juegan el juego del historiador. Solo pueden usar los documentos que ya tienen disponibles. Si sólo tienen recuentos de habladurías entonces tienen que jugar las cartas que les ofrece la historia. Muchos historiadores se siente obligados a usar la interpolación y la interpretación de habladurías, y es así como esta información de dudosa procedencia y cuestionable veracidad termina en enciclopedias y libros de historia como si fuesen hechos comprobados.
En otras palabras, el estudio Bíblico se ve obligado a bajar su estándar por las mismas fuentes que examina. Un estudioso Bíblico ilustró esto claramente en una entrevista cuando se le preguntó sobre la interpretación Bíblica. David Noel Freeman (el editor general de Anchor Bible Series y muchas otras obras) respondió diciendo:
Tenemos que aceptar estándares más laxos. En la profesión legal, para condenar a un acusado de un crimen, necesitas pruebas más allá de la duda razonable. … Cuando tratamos con la Biblia o cualquier fuente antigua, tenemos que relajarnos un poco; de otra manera, en realidad no podemos decir nada.
- David Noel Freedman (en la revista Bible Review, Dec. 1993, p.34).
Las implicaciones son obvias. Si uno desea creer en un Jesús histórico, debe aceptar esto basándose en estándares laxos. Además está el hecho de que todas las aseveraciones vienen de habladurías, y lo que queda entonces es una base hecha de arena, con un castillo de información construido de cartas. Un castillo de información listo para derrumbarse, pues su fundamentos son frágiles, débiles y sin soporte alguno.

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¿EXISTIÓ JESÚS? ESCRITOS DURANTE LA VIDA DE JESÚS (Parte 9 de 16)


Lo más revelador de todo, no viene de lo que las personas escribieron más tarde sobre Jesús sino lo que la gente no escribió sobre él. Considere que ni un solo historiador, filósofo, escribiente o seguidor que vivió antes o durante la supuesta vida de Jesús jamás lo menciona!
Si en efecto, los Evangelios muestran una mirada histórica a la vida de Jesús, entonces si algo queda claro de manera prominente dentro de esas historias es que las personas aseguraban que Jesús era conocido ampliamente, no solo por una gran multitud de seguidores, sino también por grandes sacerdotes, el gobernador romano Pilato, y Herodes quien dice haber oído de “la fama de Jesús” (Mateo 14:1). Sólo hay que leer Mateo 4:25 donde se afirma que “Lo siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán”.
Los evangelios mencionan, incontables veces, la gran multitud que seguía a Jesús y los montones de gente que se congregaban a escucharlo. Tanta era la gente que se congregaba a escucharlo que Lucas 12:1 dice que “millares de personas se habían juntado, hasta el punto que unos a otros se atropellaban”. Lucas 5:15 dice que “su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírlo”. La persecución de Jesús en Jerusalén llamó tanto la atención que todos los sacerdotes y escribas, incluyendo el sumo sacerdote Caifás, no solo lo conocían sino que ayudaron en su supuesta crucificción (ver Mateo 21:15-23, 26:3, Lucas 19:47, 23:13). La multitud de personas veía a Jesús no solo como un maestro y un curador milagroso, sino como un profeta (Mateo 14:5).
Entonces tenemos los evangelios que describen a Jesús como famoso ampliamente, un profeta y sanador, con grandes multitudes de personas que lo conocían, incluyendo a los más grandes sumos sacerdotes Judíos y a las autoridades Romanas de esa área, ¿y ni una sola persona registra su existencia durante su vida? Si los pobres, los ricos, los políticos, los sumos sacerdotes, y los escribas sabían sobre Jesús, ¿quién no sabría de él?
Luego tenemos un evento astronómico muy particular que hubiera atraído la atención de cualquiera interesado en los “cielos”. Según Lucas 23:44-45, ocurrió que “Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. El sol se oscureció y el velo del templo se rasgó por la mitad”. Sin embargo ni una sola mención de dicho evento eclíptico de 3 horas fue jamás registrado por alguien, incluyendo a los astrónomos y astrólogos, en cualquier parte del mundo, incluyendo a Plinio El Viejo y Séneca quienes registraron eclipses de otras fechas. Nótese también que, por razones obvias, los eclipses no pueden ocurrir durante una luna llena (las pascuas siempre se celebran durante lunas llenas). Tampoco una sola persona contemporánea escribe sobre el terremoto descrito en Mateo 27:51-54 cuando la tierra tembló, las rocas se partieron y las tumbas se abrieron.
Mateo 2 describe a Herodes y a todo Jerusalén como preocupados por la adoración del niño Jesús. Entonces lo que hizo Herodes fue asesinar a todos los niños de Belén. Si hubiera ocurrido un infanticidio de dicha magnitud, ¿por qué nadie escribió sobre ello?
Algunos defensores intentan escaparse de esta problemático asegurando que no vivían historiadores capaces durante ese periodo, o por la falta de educación de las personas que podían escribir, o aun más tonto, la escacés de papel fue la razón por la que nadie hizo registro alguno de su “salvador”. Pero el área y los alrededores de Jerusalén de hecho sirvieron como centro educativo y de registro histórico para los Judíos. Los Romanos, claro, mantenían también muchos registros.
Más aún, los evangelios mencionan escribas muchas veces, no solo como seguidores de Jesús sino que los escribas estaban conectados con los sumos sacerdotes. Y en cuanto a historiadores, vivían muchos durante ese tiempo que tenían la capacidad de registrar, no solo rumores insignificantes, sino eventos significativos, especialmente de una secta religiosa que llamó tanto la atención popular mediante un supuesto famoso y criticado Jesús.
Tomen, por ejemplo, las obras de Filo Judeo cuyo nacimiento ocurrión en el 20 A.E.C. y murió en el 50 E.C. El vivió como el más grande filósofo e historiador Judío-Helenístico de la época y vivió en un área de Jerusalén durante la supuesta vida de Jesús. Escribió recuentos detallados de los eventos Judíos que ocurrieron en las áreas circundantes. Sin embargo ni una vez, en todos sus volúmenes de escritos, leemos un solo recuento de un Jesús “el Cristo”. Ni tampoco encontramos ninguna mención de Jesús en los escritos de Séneca (4? A.E.C. – 65 E.C.), ni del historiador Plinio El viejo (23? – 79 E.C.).
Si en realidad existió un Jesús tan conocido como los evangelios aseguran, ¿algún lector aquí piensa que es razonable que, como mínimo, la fama de Jesús no hubiera llegado a los oídos de uno de estos hombres?
Sorprendentemente, no tenemos ni un solo escritor Judío, Griego o Romano, incluyendo aquellos que vivieron en el Medio Oriente, mucho menos en otras partes del mundo, que jamás mencione a Jesús durante su supuesta vida. Esto parece bastante extraordinario, y encontrarás pocos defensores Cristianos que se atrevan a mencionar este vergonzoso hecho.
Para ilustrar esta extraordinaria ausencia de literatura sobre Jesucristo, imagina revisar literatura del siglo 19 buscando a un Abraham Lincoln pero incapaz de encontrar una sola mención de él en algún escrito en la tierra hasta el siglo 20. Sin embargo, los defensores Cristianos e “historiadores” Cristianos quieren que creas un Jesús verídico sin tener la más mínima evidencia y quieren que confíes en habladurías escritas mucho después de su supuesta vida.
Considerando que la mayoría de los Cristianos creen que Jesús vivió como Dios sobre la tierra, el Todopoderoso ofrece un vergonzoso ejemplo en explicar su existencia. Pensarías que un Creador pudiera al menos tener la habilidad de dejar un poco de evidencia sólida.

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