sábado, 14 de agosto de 2010

¿EXISTIÓ JESÚS? LOS EVANGELIOS BÍBLICOS (Parte 3 de 16)


Los relatos más “fidedignos” de un Jesús histórico vienen de los 4 Evangelios canónicos de la Biblia. Nótese que estos Evangelios no llegaron a la Biblia como originales y fidedignos de los autores mismos, sino de la influencia de los primeros padres de la iglesia, especialmente el más influyente de todos: Irenaeus de Lyon quien vivió a mitad del segundo siglo. Muchos evangelios heréticos ya existían para esa época, pero Irenaeus consideró solo algunos de ellos por razones místicas. Él proclamaba solo cuatro de ellos; segun Romer, “como las cuatro zonas del mundo, los cuatro vientos, las cuatro divisiones del estado del hombre, y las cuatro formas de las primeras creaturas vivientes — el león de Marcos, el cordero de Lucas, el hombre de Mateo, el águila de Juan (ver Against The Heresies). Los cuatro evangélios se convirtieron entonces en el cánon de la Iglesia para la fe ortodoxa. La mayoría de los otros escritos evangélicos fueron quemados, destruidos o perdidos”. (Romer).
Elaine Pagels escribe: “Aunque los evangelios del Nuevo Testamento — como los descubiertos en Nag Hammadi — se le atribuyen a los seguidores de Jesús, nadie sabe quién escribió realmente alguno de ellos”. (Pagels, 1995).
No solo no sabemos quién los escribió, considérese que ninguno de los Evangelios existía durante la supuesta vida de Jesús, y ninguno de los autores dice haber conocido personalmente a un Jesús terrenal. Súmese a esto que ninguno de los manuscritos originales de los evangelios existe; solo tenemos copias de copias.
El consenso de muchos historiadores bíblicos le pone la fecha al Evangelio más antiguo, el de Marcos, alrededor del 70 E.C., y el último de los Evangelios, el de Juan, alrededor del 90 E.C. (Pagels, 1995; Helms). Esto querría decir que pasaron alrededor de 40 años desde la supuesta crucificción de Jesús hasta el primer Evangelio que lo menciona! Elaine Pagels escribe que “el primer evangelio Cristiano fue probablemente escrito durante el último año de la guerra, o el año en que terminó. Dónde se escribió y por quién no lo sabemos; es una obra anónima, aunque la tradición se lo atribuye a Marcos…” (Pagels, 1995).
La Iglesia tradicional ha mostrado a los autores como los apóstoles Marcos, Lucas, Mateo y Juan, pero los estudiosos saben por investigación de textos crítica que simplemente no hay evidencia de que los autores evangélicos pudieran ser lo mismos que fungieron como apóstoles en la historias de los Evangelios. Sin embargo aún hoy, oímos a los sacerdotes y ministros describir a estos autores como los discípulos reales de Cristo. Muchas Biblias continúan etiquetando las historias como “El Evangelio según San Mateo”, “San Marcos”, “San Lucas”, “San Juan”. Ningún apóstol hubiera declarado su propia santidad antes del establecimiento de la Iglesia de dicho estatus.
Pero uno no tiene que referirse a los estudiosos para determinar la falta de evidencia de su autoría. Como experimento, imagina los Evangelios sin sus títulos. Ahora observa si puedes descubrir quién los escribió leyendo esos mismos textos; intenta encontrar su nombres.
Inclusive si los textos respaldaran la noción de que los apóstoles los escribieron, considera que la vida humana en promedio en el primer siglo era de alrededor de 30 años, muy pocos vivían hasta los 70. Si el nacimiento de los apóstoles ocurrió alrededor del mismo tiempo que el nacimiento del supuesto Jesús, y escribieron los evangelios en su vejez, eso querría decir que Marcos tenía al menos 70 años cuando lo hizo, y Juan más de 90.
El evangelio de Marcos describe el primer evangelio Bíblico escrito. Y aunque Marcos aparece engañosamente después del evangelio de Mateo, el evangelio de Marcos fue escrito al menos una generación antes que el de Mateo. De sus propias palabras, podemos deducir que el autor de Marcos no había escuchado hablar de Jesús ni había servido como su seguidor personal. Quien quiera que haya escrito el evangelio, simplemente aceptó la mitología de Jesús sin cuestionarlo y escribió un recuento crudo y poco gramático de los cuentos populares de la época.
Cualquier lectura cuidadosa de los tres Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas) revelará que Marcos servía como el elemento en común entre Mateo y Lucas y era la fuente principal para ambos de ellos. De los 666* versos de Marcos, unos 600 aparecen en Mateo, unos 300 en Lucas.
*La mayoría de las biblias muestran 678 versos para Marcos, no 666, pero muchos estudiosos Bíblicos creen que los últimos 12 versos vinieron después por interpolación. Los manuscritos más antiguos y otras fuentes antiguas no contienen Marcos 16:9-20. Más aun, el estilo de los textos no concuerda y la transición entre el verso 8 y el 9 aparece extraña. Inclusive algunas de las Biblias de hoy, como la NVI excluyen los últimos 12 versos.
El autor de Mateo obviamente había obtenido su información del evangelio de Marcos y la había usado para sus propias necesidades. Él construyó su narrativa para que fuese atractiva a la tradición Judía y la Escritura. Él mejoró la gramática del evangelio de Marcos, corrigió lo que él sintió como teológicamente importante, y aumentó y exageró los milagros y la magia.
El autor de Lucas se admite como un intérprete de material anterior y no como un testigo presencial (Lucas 1:1-4). Muchos estudiosos creen que el autor de Lucas vivió como un gentíl, o al menos, un Judío helenizado e inclusive posiblemente una mujer. Él (o ella) escribió en una época de tensión en el imperio Romano y de su ardua persecución.
Muchos estudiosos modernos creen que el Evangelio de Mateo y Lucas se derivó del evangelio de Marcos y un documento hipotético llamado “Q” (Quelle Alemana, que quiere decir “fuente”). (Helms; Wilson). Sin embargo, ya que no tenemos un manuscrito de Q, nadie puede determinar de ninguna manera su autor o dónde y cómo él obtuvo esta información o la fecha de su autoría. Una vez más, nos enfrentamos a metodología poco confiable y fuentes oscuras.
Juan, el último en aparecer en el Evangelio Bíblico, nos presenta largos discursos teológicos de Jesús, pero no pudieron haber venido como palabras literales de un Jesús histórico. El Evangelio de Juan está en desacuerdo con los eventos descritos en Marcos, Mateo y Lucas. Además el autor (o autores) desconocido de este evangelio, lo escribió en Griego cerca del final del primer siglo, y según Bishop Shelby Spong, el libro “traía dentro de sí una muy obvia referencia a la muerte de Juan Zebedee (Juan 21:23)”. (Spong).
Porfavor entiéndase que las historias por sí mismas no pueden servir como ejemplos de relatos de testigos presenciales ya que vinieron como productos de las mentes de autores desconocidos, y no de los personajes mismos. Los Evangelios describen historias narrativas, escritas casi virtualmente en tercera persona. Además, muchos de los pasajes atribuídos a Jesús pudieron haber venido sólo como invento de sus autores. Por ejemplo, muchas de las declaraciones de Jesús dicen venir de Jesús mismo mientras estaba él supuestamente sólo. De ser así, ¿quién lo escuchó? Se hace mucho más evidente cuando los evangelistas describen sobre lo que Jesús pensaba. ¿A quién le confesó Jesús sus pensamientos? Claramente, los Evangelios utilizan técnicas usadas por escritores de ficción.
De cualquier manera, los Evangelios solo pueden servir, en el mejor de los casos, como habladurías, y en el peor, como ficción, mitología o historias falsificadas.
Fuente:Dios es Imaginario-www.diosesimaginario.com
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Bibliografía:

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