lunes, 13 de diciembre de 2010

EL SÍNDROME DEL DOCTORADO


Desde que surgió todo este lío de los blogs, la sempiterna guerra sobre quién debe divulgar la ciencia se ha recrudecido azuzada desde las bitácoras de algunos científicos con el gusanito de la divulgación metido en el cuerpo. desde allí disparan cañonazos contra el periodismo científico en general: “los periodistas no entienden los vericuetos con suficiente detalle para hacer una buena crítica”, dice Daniel D. Brown en su blog sobre la biología del desarrollo.
Bora Zivkovic es un ejemplo del científico con una postura combativa y representa el sentir de numerosos colegas honradamente preocupados por la escasa calidad de las noticias científicas en los medios: “Sobre un tema de economía, ¿en quién vas a confiar? ¿En un economista o en un periodista?” Zivkovic añade que únicamente si llevas dos décadas de periodismo científico es posible que puedas estar a la altura de un doctorado a la hora de redactar una noticia científica. A esto lo llamo el síndrome del PhD. Para Zivkovic solo un doctor es competente para realizar periodismo científico.
Quienes sufren este síndrome no suelen aplicárselo a ellos mismos o, quizá, crean que tener un doctorado les convierte en competentes para hablar de otros asuntos. Solo así se entiende al propio Zivkovik, cronobiólogo, hablando de política, o al matemático autor de EvolutionBlog discutiendo la teodicea –el irresuelto problema teológico de por qué un dios bondadoso permite el mal en el mundo- o al médico responsable de Bad Science escribiendo de cambio climático. El caso de Pharyngula, el blog de ciencia más influyente del mundo según Nature y escrito por el biólogo P. Z. Myers, es sintomático. Hace unos meses, en un simple conteo de sus cuatro primeras páginas he encontrado únicamente tres (breves) entradas dedicadas a la ciencia, pero 13 sobre religión (el resto, miscelánea de otros temas): A duras penas puede entenderse eso como divulgación científica.
Es más, si uno mira los blogs de ciencia más visitados descubre que su triunfo mediático no viene motivado por sus entradas de divulgación, sino porque el autor ofrece su opinión –y si es con cierto gracejo, mejor- sobre política o religión. Gnóthi seautón.
(Aparecido en Muy Interesante)
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