jueves, 17 de febrero de 2011

LA GENTE APESTA


Estas son las tres palabras que según Martin Crane, el padre del psiquiatra protagonista de la aclamada serie de ficción Frazier, todo el mundo debería tener en cuenta para que la sociedad funcionara mejor. A pesar de las chorrimemeces de personajes como Coelho, Bucay o Jodorowsky, que nos aseguran que somos muy buenos para así vender sus libros, basta con fijarse en la vida diaria para ver que en general no nos importa demasiado quien tenemos a nuestro alrededor. Y no solo en casos extremos como el de Kitty Genovese, una joven que fue atacada en su portal durante media hora y a pesar de que 38 vecinos observaron el asesinato ninguno llamó a la policía. Ni siquiera lo que los científicos sociales han demostrado en múltiples experimentos: somos malos samaritanos y solo un 17% de la gente está dispuesta a ayudar a un desconocido en una gran ciudad.
Es en las pequeñas cosas de la vida cotidiana donde realmente apestamos. Por ejemplo, imagine que entra a trabajar en un centro de investigación público pero su sueldo no llega a su cuenta hasta dos meses y medio más tarde. Y no solo eso. La nómina está mal hecha pues, a pesar de señalarlo el contrato, no han incluido una serie de complementos. Para que los incluyan usted debe dedicarse durante el mes siguiente a “dar la vara” en personal porque le han aconsejado que si no lo hace los cobrará cuando las ranas se peinen a raya. E incluso así, parte de esos complementos no aparecerán porque le dicen que hay un problema informático con las nuevas altas que ya existía tiempo antes de que usted entrara a trabajar.
Usted, que todos los meses tiene que comer, que debe pagar una hipoteca y la letra del coche, está agobiado anímica y económicamente y a los de personal les trae al pairo. “Así es la burocracia”, se consuela. ¿Seguro? ¿Cree que si en lugar de usted fuera el hijo del director del departamento de personal se hubiera quedado dos meses y medio sin cobrar? ¿Cree que si ese fallejo informático afectara a las nóminas de los de personal llevaría más de medio año sin arreglarse? No. Las cosas se puede hacer, pero no se quiere. A los demás usted les da igual: nadie se pone en su pellejo. Somos talibanes egoístas antiempáticos. Apestamos.
Sólo en contadas ocasiones encontramos una isla perfumada en un mar de pestilencia. Pero el océano es tan grande…