Es muy frecuente escuchar al presidente de la república,ministros,altos funcionarios gubernamentales, magistrados del TSJ,Fiscala General, entre otros, en una posición a mi juicio
comparable a ruegos o peticiones para que se ejecute una acción a la que legal y responsablemente
están obligados todas las instituciones o personas a quien van dirigidas.
Quien ejerce el poder y la autoridad legal y constitucionalmente adquirida no tiene que rogar o casi suplicar para que se cumpla una orden, siempre y cuando esta orden este ajustada a derecho y satisfaga principios elementales de justicia y equidad y no afecte derechos humanos, sobre todo
de los más débiles.Simón Bolívar:" Quien se llame jefe para no serlo es el colmo de la miseria".
Esta anomalía(escribo subjetivamente) se viene acentuando en las actuaciones Públicas y está generando incertidumbre en muchos ciudadanos(por lo menos en mi), lo que conlleva a una apreciación de impunidad y de poca seriedad que en mi opinión, crea un sentimiento de frustración, descontento y hasta de sentirse engañado por estos personajes.
La autoridad bien entendida sólo necesita una motivación racional y justificada para actuar
y no estar dando excesivas explicaciones a quien afecte la medida implementada y menos dejarse condicionar para aplicarla.
viernes, 20 de marzo de 2009
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