viernes, 17 de junio de 2011

¿QUÉ ES RIGIDEZ MENTAL?

La Rigidez MentalDr. Renny Yagosesky
En la vida cotidiana, tomamos decisiones y nos relacionamos, en razón de nuestras pautas mentales, es decir, creencias, valores y actitudes. Dado que el mundo y las situaciones son variables, suele resultar problemático quedarse anclado en lo que denominaremos aquí, la rigidez mental. Siga leyendo.
Desde que Heráclito dijo que “todo cambia en todo momento”, y Buda señaló que “el signo de la vida es la impermanencia, hace ya más de 2.500 años, estas declaraciones se han convertido en pauta y norma de vida, al menos para las personas sensatas y reflexivas.
Sin embargo, pese a la indiscutible certeza de esta afirmación, la mayoría de las personas parecen preferir ignorarla, y adoptar una actitud de resistencia e indignación, que no modifica el rumbo de la vida, pero sí afecta sus relaciones y su salud, generándoles malestar y conflictividad.
Estas consecuencias derivan de la rigidez mental, que definiré aquí como un “estado de negación o resistencia a aceptar ideas, actitudes, conductas o eventos, que consideramos diferentes, o amenazantes para nuestra visión de la realidad y el deber ser.”
La rigidez mental suele venir acompañada de emociones negativas y de conductas limitantes. Es frecuente que quien se resiste a un evento que valora como adverso (lluvia, exceso de vehículos en la vía, aumento en los precios, etc.) manifieste respuestas emotivas intensas como la rabia, y sus típicas conductas asociadas, como agresividad y violencia.
La rigidez mental suele asociarse con actitudes como el perfeccionismo, el rechazo, la intolerancia y la confrontación, pues las personas de mentalidad rígida, tienden a solicitar y a esperar que los demás se adhieran a sus percepciones, deseos, intereses y necesidades, y cuando esto no ocurre, es frecuente que se lancen a discutir, amenazar o criticar. Los menos agresivos, aunque similarmente rígidos, pueden optar por “tragarse” el malestar, lo que, invariablemente, tiende a afectar su bienestar y su salud, a mediano y largo plazo. Además, este estilo confrontador o reprimido de la persona rígida, deja atrás una larga lista de personas emocionalmente heridas, cuya respuesta más común es alejarse y rechazar.
Para desmontar esta tendencia, es necesario comenzar por realizar una autoevaluación honesta de nuestras tendencias mentales, y detectar los síntomas de rigidez, mayoritariamente aprendidos, que suelen aparecer como disposiciones reiteradas. Entre esas: queja, crítica, reactividad impulsiva ante cambios en las rutinas que controlamos, empeño en dirigir a otros, sobreexigencia, etc. También, se hace patenten en las personas rígidas, cierta dificultad para adaptarse a lugares, personas, conversaciones y estilos novedosos y diferentes.
Conviene recordar que en el modelo de Inteligencia emocional presentado por Salovey y Mayer, y popularizado por Daniel Goleman, figura la “habilidad social”, como uno de sus componentes, la cual se describe como “la capacidad de reconocer y saber adaptarse a pautas comportamentales de otros grupos y ambientes.” La falta de habilidad social, indica baja inteligencia emocional.
También, además de detectar los hábitos de rigidez mental, es necesario modificar las pautas mentales limitadoras, por lo que se deben asumir como valores nuevos, que: el cambio es permanente, que se requiere tolerancia ante las diferencias, que resulta imposible controlar siempre las conductas de otros, que es necesario y posible vivir de una manera más relajada y placentera, y que la vida es finita pues envejecemos y morimos, por lo que conviene aprovechar las horas, días, semanas, meses y años para vivir mejor y contribuir al bienestar de todos. Finalmente, que todos estamos relacionados y nos afectamos mutuamente.
Esto, aclaro, no significa que debamos transigir con todo y todos, pues hay conductas, ética y moralmente inaceptables, ante las cuales corresponde resistirse, como las autocráticas, abusivas y perversas.
Lo cierto es que hay demasiadas personas con rigidez mental, que es una tendencia que puede superarse, y que el conocimiento, la observación y la experiencia son las llaves del sentido común, que es base de una convivencia adecuada y feliz.
La conducta debe ser variable como la vida. Cuando se fija, cuando se rigidiza, debe revisarse y rescatar la flexibilidad y el fluir. Gracias por leerme. www.laexcelencia.com


Fuente: www.laexcelencia.com

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