—Miralo de esta manera. Después de la muerte, un ateo puede decir 'yo estaba equivocado', pero nunca 'yo tenía razón'. Un creyente, en cambio, puede decir 'yo tenía razón', ¡pero nunca 'yo estaba equivocado'!
—Que pase el que sigue.
'Estaba equivocado.'
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